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Kinmakirú nos invita a un ritual sonoro y un viaje hacia el interior en su primer LP homónimo

Las canciones de este LP van proyectándose a través de temáticas que abordan la verdad, los secretos, la hostilidad, el feminismo, el progreso, el amor, la depresión, el ego y el despertar de la consciencia, comprendidas en una atmósfera auténtica que es el sello de la propuesta de esta banda.



Nueve canciones y cuatro interludios son los que contiene el álbum homónimo de Kinmakirú, una mística propuesta de Rock Ritual compuesta por Josefina Lund, Millaray Soto y los hermanos Rodrigo y Osvaldo Rodrigo, quienes junto al escritor Zoru Kalashy han trabajado en dar vida y cohesión a una vorágine de emociones y sonoridades que conducen a un verdadero viaje introspectivo.


Con el respaldo técnico del Estudio 16 Levels, encabezado por los productores nacionales Gonzalo Curin y Dj Transe (Cristián Venegas), el colectivo artístico y espiritual de Kinmakirú logró condensar dilemas complejos de la humanidad, en pequeños mundos sensoriales que conducen este verdadero ritual sonoro.



De esta forma, las canciones van proyectándose a través de temáticas que abordan la verdad, los secretos, la hostilidad, el feminismo, el progreso, el amor, la depresión, el ego y el despertar de la consciencia, comprendidas en una atmósfera auténtica que es el sello musical de la propuesta de esta banda.


Las composiciones fueron piezas que encontraron su definición gracias a una base de batería, bajo, guitarra eléctrica y electroacústica, pero enriquecidas con la interpretación de diversos timbres de instrumentos como piano, violín, cello, viola, saxofón alto y barítono, trompeta, contrabajo y scratch, además de reunir elementos mapuche como pifilcas y trutrucas.



"Queremos evocar todos esos sentimientos que nos mueven como personas, y que son motores de nuestra vida, que seamos capaces de cuestionarnos todo lo que hay a nuestro alrededor, que nos reconozcamos como seres pensantes y que podamos generar cambios desde nosotros mismos para poder avanzar hacia una sociedad más generosa, empática, cordial, amable, respetuosa y con sentido de comunidad", aseguran las y los artistas creadores de este concepto.



Y es que efectivamente, el conjunto trabaja su propuesta desde una visión holística, con el amor como herramienta principal de movilidad, e inspirados en la cosmovisión de los pueblos originarios. Por lo mismo, el tratamiento de de su sonido configura las canciones como un conductor en el que sus intérpretes y compositores, operan como los chamanes armónicos que invocan a Kinmakirú, un concepto creado a partir de la mezcla de las palabras “Kin”: origen, “ma”: ancestral,” Kirú”: rito.


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