El misterio de lo divino se manifiesta en lo numinoso.
El término "numinoso" ha cautivado a filósofos, teólogos y psicólogos por igual. Acuñado por el teólogo Rudolf Otto en su obra "Lo Santo" (1917), se refiere a una experiencia profunda que va más allá de la razón y la lógica, un encuentro con lo misterioso, fascinante y sobrecogedor.
Más allá de lo racional
Lo numinoso no se limita a una religión o creencia específica. Se puede experimentar en la naturaleza, el arte, la música, la literatura, o incluso en un simple acto de bondad. Se caracteriza por una mezcla de temor reverencial y fascinación, una sensación de estar en presencia de algo más grande que uno mismo.
Lo totalmente otro
Otto describe lo numinoso como una experiencia de lo "totalmente otro", que se manifiesta como tremendum (asombro y terror) y fascinans (atracción y fascinación). Esta experiencia puede ser a la vez aterradora y sublime, dejando una profunda huella en quien la experimenta.
Manifestaciones del numinoso
Lo numinoso puede manifestarse de diversas maneras:
En la naturaleza: La inmensidad del cielo nocturno, la fuerza de una tormenta, la belleza de una flor puede despertar una sensación de lo numinoso.
En el arte: Obras de arte que evocan sentimientos de misterio, trascendencia o lo sublime pueden ser consideradas numinosas.
En la experiencia religiosa: El encuentro con lo divino en el contexto de una tradición religiosa específica puede ser una experiencia numinosa.
Un camino hacia lo trascendente
El estudio de lo numinoso nos invita a explorar las dimensiones más profundas de la experiencia humana. Nos abre a la posibilidad de lo trascendente, a un misterio que nos envuelve y nos supera.
En un mundo cada vez más secularizado, el concepto de lo numinoso nos recuerda que hay algo más en la vida que lo que podemos ver y tocar. Es una invitación al asombro, la reverencia y la conexión con algo más grande que nosotros mismos.
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